La política y la religión se dan la mano(1)
Primero fueron los “Imperios” y los “Estados-Nación” los que se aprovecharon de las ventajas de imponer una sola religión propia a sus súbditos y ciudadanos. Con el paso de los siglos fue la Iglesia de Roma la que se aprovechó de esa situación de privilegio para influir, a la sombra y también al descubierto, y, en cierta manera, gobernar y mandar en los estados y naciones del mundo occidental, confundiéndose muchas veces la Iglesia con el Estado y viceversa. La religión y la política juntas, en sintonía y buena armonía. Así ha sido desde el inicio de los tiempos.
En el año 313 d.C. se firma en Milán el Edicto que proclama la libertad religiosa o tolerancia religiosa, dejándose de perseguir a los practicantes de las distintas confesiones religiosas del momento que había en el Imperio romano, entre ellas la religión de los cristianos.
El emperador romano Teodosio I el Grande, después de siglos de ser perseguida –en este caso, hablamos de la religión de los cristianos o cristianismo– la adoptó como la religión oficial del Imperio en el año 380 d. C., tras promulgar el edicto firmado en la ciudad de Tesalónica, pasando a profesar todos sus súbditos la fe de los obispos de Roma.
Fue la política la que se aferró a la religión para mantener el poder. –O ¿fue al revés?– Otras veces y en los últimos siglos es la religión la que se aferra y extiende sus tentáculos al poder, confundiéndose en la ostentación del mismo.
Instantánea más que gloriosa que pudo ser debida al conocido y buen fotógrafo Jerónimo Torres “Minuto” que acertó con el momento idóneo: fusión de los dos estamentos (político y religioso)
En esta fotografía que acompaña al texto, posiblemente de los años 60 de la segunda mitad del siglo XX, la religión y la política o la política y la religión, que tanto monta monta tanto la una como la otra, aparecen y parecen inseparables, unidas y en comunión. Estando la primera en el centro de la vida pública de todas y todos nosotros. No tanto en el centro de la vida privada de cada uno que sería menester para no invadir competencias ajenas que no le son propias.
Como bien refleja la foto, a la religión la arropa la política por los dos costados. Por el izquierdo y por el derecho o por el derecho y por el izquierdo. Qué más da sí da lo mismo.
A la izquierda de la foto (derecha de la sotana) Antonio Ibarrola Furundarena, significado representante de las derechas (españolas) en el pueblo de Amurrio y alcalde del ayuntamiento de 1947 a 1957, además de diputado foral (“provincial”, en su tiempo) de Álava.
A la derecha (izquierda de la sotana) José Cerrillo Aldama, significado representante de las izquierdas (españolas) en el mismo pueblo; para más señas, miembro del PCE y secretario del mismo en Amurrio en tiempos de la guerra del 36.
En medio de la foto, la Iglesia, la sotana que todo lo cubre y lo envuelve, Don Eusebio López Fernández. Éste con el “don” por delante como es menesteroso decirlo y ser la pauta común de una época aún no lejana.
José Cerrillo y su hijo mayor con uniforme de milicianos republicanos
Dejando aparcadas sus diferencias ideológicas, al menos en estos momentos confraternales a los que conduce una mesa bien puesta y bien servida de la que disfrutar mismamente, los vemos juntos en la sobremesa con el licor y algún que otro puro junto a la entrada del bar El Crucero.
Eusebio López en su primera misa, tras ser ordenado sacerdote, recibe las felicitaciones en forma de besamanos muy al uso de la época
Centro éste emblemático y castizo de Amurrio durante muchos años y aún hoy día, independientemente de la escabechina que el ayuntamiento amurriarra llevó a cabo en el año 2020, en el mes de abril, con la tala de los árboles que cobijaban a los parroquianos del bar y a la parada de Taxi y la nueva rotonda (no sabemos si absurda) en que se ha convertido el espacio dejado por la antigua Estación de Servicio; para entendernos, la “gasolinera” en el argot del pueblo llano. (Véase el enlace De agravio en agravio).
Así, animándoles la amistad generada en años, aquí que se juntan o ¿Dios los junta? No sabemos qué pensar. Y es sabido que, sentados alrededor de una mesa, no hay ideología ni religión que valga, pues ambas, política y religión, se dan la mano, dejando a un lado viejas y antiguas rencillas. Al menos, mientras o/y durante el ágape que concita estar en rededor de la mesa y la posterior sobremesa y… ¡que son las fiestas del pueblo!
Tres alcaldes de Amurrio de la época de la dictadura franquista: Manuel Abascal (1963-79), Antonio Ibarrola (1947-57) y Antón de Isla (1957-63) en el día de la inauguración de la “gasolinera” del segundo, en el año 1966, que fue derribada en 2019. El primero, alcalde por esos años, es el abuelo del político y fundador del partido español VOX, Santiago Abascal
Al respecto, para conocer su labor en sus respectivas alcaldías y la de otros alcaldes del pueblo, ver “Un siglo de alcaldes de Amurrio” en la revista Aztarna, nº 33 (Jul. 2007)
De Antonio Ibarrola (con pronunciación esdrújula) se puede afirmar –así lo hemos visto reflejado en algunos escritos que dan noticia de su etapa política– que, tras la guerra y siendo alcalde del pueblo, ayudó a sus convecinos necesitados de ideología republicana, concediéndoles aumento de la cartilla de racionamiento, aunque tales concesiones no fueran bien vistas por algunos de sus correligionarios políticos.
Jerónimo Torres “Minuto”. En esta ocasión, con cámara en ristre y vasija de vino en la mano, es él el fotografiado
En el seno de la familia tengo oído que, durante la guerra del 36, entre las visitas con órdenes de detenciones que se llevaban al poco del comienzo de la misma, vinieron en busca de mi abuelo materno Pablo Bárcena, al pueblo de Izoria, al caserío Aretxabala, que a pesar de encontrarse enfermo fue bajado por las escaleras del mismo para ser conducido a alguno de los barcos-prisiones anclados en la ría de Bilbao donde, por cierto, sí estuvo preso un futuro yerno suyo.
Fue José Cerrillo, uno de los representantes con ejercicio del poder en ese momento crucial del estallido de la guerra tras fracasar el golpe de Estado de los militares desafectos a la República, quien desatendió la orden de prenderle, dejándolo libre y sin ser molestado el resto de la contienda.
De Don Eusebio López destacar que además de ejercer los oficios religiosos para los que fue preparado, cultivó la faceta artística del arte de la pintura, habiendo expuesto y vendido cuadros que iban saliendo de sus manos.
Ahondando un poco más en la vida política de uno de los protagonistas de la “foto”, en concreto, de Cerrillo, se pueden decir muchas cosas más: Que, como se ha dicho, fue un dirigente comunista de Amurrio, concejal durante siete meses en el periodo bélico en las Vascongadas (1936-1937); que después, estuvo preso hasta septiembre de 1940; que durante los años 40 y 50 fue una persona muy activa en los contactos de la clandestinidad comunista y por los que también sufrió prisión, etc.
En una nota policial de 1955, previa al juicio celebrado al año siguiente sobre unos hechos (creación por el partido comunista de grupos guerrilleros, al modo “maquis”) acaecidos doce años antes, se indicaba que Cerrillo seguía “con sus mismos ideales”.
El artículo “Los Rojos del pueblo de Amurrio en la postguerra”, publicado en la revista Aztarna, nº 52 (Jun. 2019. Págs. 18-20), relata las vicisitudes y cometidos políticos de José Cerrillo.
NOTA: Fotos extraídas del fondo fotográfico de la Asociación Etnográfica AZTARNA Etnografia Elkartea de Amurrio a la que nunca estaremos del todo agradecidos.
(1) NOTA 26/10/2022
Casualidad. Hoy nos hemos topado con el hijo de uno de los protagonistas de la foto. El encuentro ha sido delante del ayuntamiento. Nosotros nos íbamos, tras dejar unas fotos y el venía a hacer otro tanto de lo mismo. Cuya finalidad es darles cabida, si son merecedoras, en el próximo calendario de pared de 2023 que editará el Ayuntamiento.
Preguntándole sobre la fotografía, protagonista de esta entrada, nos hemos dado cuenta de un error al ubicar el lugar y el motivo de la comida o/y sobremesa que de manera gráfica representa la misma, pero que, creemos, no invalida todo lo demás que se dice en la entrada.
Resulta que fue sacada delante de la casa de uno de los protagonistas, es decir, frente a la casa de José Cerrillo, actualmente desaparecida al hacerse, junto con la variante, la rotonda de acceso de entrada a Amurrio viniendo de Luiaondo.
Resulta que José Cerrillo celebraba ese día las bodas de plata de su matrimonio.
Resulta que, en ese evento tan señalado, Antonio Ibarrola era el alcalde (1947/57).
Según el hijo de Cerrillo, la foto pudiera ser de+-1955, aproximadamente.
Tal vez, en estas circunstancias, la foto se debiera a algún familiar de los presentes en la celebración y no a “Minuto”.
Dejamos pues constancia de dónde, cuándo, cómo y por qué se hizo esta fotografía y pedimos disculpas por la confusión tenida al ubicarla.
Excelemte documento, Alfredo.
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