lunes, 29 de marzo de 2021

La ciudadanía amurriarra es laica y el Ayuntamiento está obligado a serlo

La ciudadanía amurriarra es laica y el Ayuntamiento está obligado a serlo

Dicen que el Estado español se dio una Constitución en 1978 a la que deben obediencia todos los españoles y los no españoles conquistados también, en la que, entre otras cosas o conceptos y derechos, se recogía que dicho Estado era y es o se declara no confesional.

En su artículo 16, consagra este principio de no confesionalidad o laicidad del Estado español, al expresar que “se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto” y que “ninguna confesión tendrá carácter estatal”, aunque por la presión de algún arzobispo y de las mentes franquistas de ayer –que todavía hoy existen– se apostilla la coletilla de que “se mantendrán especiales relaciones con la Iglesia católica y demás religiones” pero, en definitiva, eleva a un grado superior a la primera. Algo parecido como decir “hecha la ley, hecha la trampa” pues, además, da preeminencia –citándola expresamente– e incentivando la opción religiosa de la Iglesia católica.

lunes, 15 de marzo de 2021

Cuando se quiere se puede. Y la invasión de las invasoras invasivas


Cuando se quiere se puede. Y la invasión de las invasoras invasivas

Título que resume dos hechos recientes que tienen al término de Amurrio de solar y protagonista de los mismos.

Este día (19/02/2021) nos decidimos a dar una vuelta por los alrededores de Amurrio. En concreto por el territorio medieval de Mariaka, según atestiguan los documentos históricos de la época y la reminiscencia del edificio del lugar, y por el área protegida del monte Kuskumendi y su perímetro.

Salimos al encuentro de los citados lugares y espacios naturales por el barrio Olako que, por el puente de su nombre y el camino de los lobos, comunica con los barrios Abiaga y Orue, pasando junto al rejuvenecido caserío “Basiona”. (Nuestro querido amigo Patxi, un día de estos, nos sorprenderá con la tabla labrada con su nombre en la fachada del mismo).

En el final de este último barrio citado y, estando sobre el puente que evita el pequeño río Mariaka, observamos que el molino de su nombre, todavía pervive a través de algunas de sus paredes que permanecen en pie, junto a alguno de los rodetes que, propulsados por la acción del agua, hacían funcionar el mismo.