El pequeño jardín exótico

 

 

Parte principal del pequeño jardín exótico, divisándose las cigüeñas en su nido, al fondo, en uno de los 7 cedros del parque municipal

El pequeño jardín exótico

Conjunto espacioso de arbolado, en principio producto de la existencia de dos edificaciones (casas de planta baja y un piso, principalmente, con desván o gánbara) en sus cercanías, que la construcción de nuevos viales dio al traste con las mismas.

Casas. La primera, cerca del crecido abeto que destaca junto a la acera, perteneciente y en la que habitó Domingo Arana Ibarretxe, célebre pintor de Amurrio con la brocha gruesa en lo profesional y pincel fino en lo artístico, dejando cuadros de paisajes y retratos en muchos de los domicilios amurriarras. Así también, un buen número de aventajados alumnos en el arte de plasmar en un lienzo lo que se ve a los ojos como lo que no se ve, pero se barrunta en la cabeza. Todo ello gracias a la labor que, desde su faceta artística, desarrolló impartiendo clases de dibujo y pintura en la recién creada “Escuela Artística Municipal” de Amurrio (allá por 1975), luego denominada “Juan de Aranoa” en recuerdo de otro pintor con raíces en Amurrio.

Casa y abeto, junto a la entrada principal a la fábrica "Muebles Sarasola" que rodea a la misma 

Fotos tomadas el 25/11/2001 (el día anterior al de su demolición) 

Vista de frente de la casa de Domingo Arana Ibarretxe, situada en lo que hoy es la intersección de las calles Mendiko y Félix Murga. ¡Vaya! ¡Se ha colado el chavalín en la foto!

En esta casa, en cierta manera, tuvo lugar el nacimiento del club de montaña Mendiko Lagunak de la localidad, allá por 1962, pues acogió las primeras reuniones convocadas y habidas para la creación y conformación del mismo.

Al respecto, recogemos la nota que hace mención de lo anterior, aparecida en el nº 32 (Año 2006) de la revista etnográfica local Aztarna. Dice así: “La casa situada en la calle Mendiko, nº 2 correspondía en este tiempo a la casa unifamiliar de Domingo Arana Ibarretxe, destacado e insigne pintor del pueblo de Amurrio, en cuya planta baja se situaba la cocina y un salón cedido a la Iglesia para ejercer su doctrina. (..) Derribada hace unos años, estaba situada a la entrada de la antigua fábrica de “Muebles Sarasola”, recientemente también derribada para posibilitar la próxima construcción de varios edificios de viviendas”.

Por otro lado, posteriormente, fue sede -el salón de la planta baja-, hasta pocos años antes de su demolición, del grupo o asociación de ocio y tiempo libre Gazte Alaiak del pueblo que reúne y aglutina y da salida a las relaciones convivenciales para la integración de las personas con discapacidad intelectual.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ahí estuvo la casa. En lo que ahora es la intersección o esquina de Mendiko kalea con la nueva (tras la urbanización del solar que ocupaba la fábrica “Muebles Sarasola”) Felix Murga kalea se levantaba la casa de Domingo Arana, estando el abeto a la derecha de la misma.

Y aquí y ahora, el abeto-centinela que hacía guardia junto a la casa del pintor, luce esbelto

La segunda, situada más al interior respecto la primera, donde hoy transcurre el segundo tramo de la hoy oficializada impropiamente Frontoi kalea antes Pilotaleku kalea (ver al respecto lo escrito en el enlace Un paso adelante… o atrás,… además de una contradicción), correspondía y en la que vivía la familia formada por el matrimonio Galende-Cuadra.

Pues en este entorno que abarca las edificaciones antedichas con sus posesiones terrenales adyacentes es lo que se puede denominar como el pequeño jardín exótico de Amurrio. Contiguo, salvo por la carretera que lo separa, al parque municipal “Pitiminí”, titulado oficialmente por el ayuntamiento amurriarra “Juan Urrutia”, al igual que la plaza que antecede a la Casa Consistorial del pueblo donde también se levanta en pedestal la estatua en cuerpo entero del mismo señor.

En este acotado recinto, alfombrado de verde, podemos contemplar alguna que otra especie exótica como las palmeras que, liberadas del corsé privado para disfrute de sus anteriores propietarios, ahora son gozo y alegría de las y los vecinos amurriarras que caminan o simplemente pasan junto a ellas.

Espacio que con la primavera rebosa plenitud verdosa, dándole a todo el conjunto una quietud que llena de silencio y paz todo el entorno para mayor solaz de vecinxs y transeúntes.

 

En todo jardín que se precie no pueden faltar las flores

Flores... ¡haberlas haylas!, pero como estas,... ninguna

 La palmera bicéfala, sin las "flores" de la foto anterior

Un espacio, un jardín, un pequeño y exótico jardín -a la vez que botánico jardín- que, si bien lo que le distingue son sus altas y menudas palmeras y otro tipo de arbolado, también, a veces, tiene la suerte de crecer o, como en el caso que refleja una de las fotografías, aposentarse en su seno flores hermosas de bellos y sonrientes semblantes que confieren al lugar un halo único para el deleite convecinal de Amurrio.

Flores de suspiro, de inspiración divina que mantiene encendida la llama de la existencia. En palabras del poeta, “mi bella flor” que diría el enamorado en su ansia de tenerla entre sus dedos.

Flores que, incluso con el marchito de los años, conservan y preservan su lozanía anterior que por la sabia naturaleza les fue dada.

Qué mejor combinación que una alfombra verde salpicada de hierbas y hierbajos a intercalos de árboles y arbolado y arbustos varios con alguna que otra planta exótica en donde la(s) flor(es) da(n) luz propia a todo el entorno.

 

Palmeras, en armonía, cara al sol del mes de agosto del año 2019

Insigne ejemplar -compañero del abeto- que sirve para denunciar la violencia de género de las mujeres asesinadas en el Estado español. De sus ramas, a modo de brazos resistentes frente a la adversidad, cuelgan los nombres de ellas

Es la primavera, explosión y renacer de la vida. ¡Vive la primavera! que con ella vienen esas maravillosas flores que quitan y absorben los sesos tan sigilosa e inadvertidamente hasta adormecer los sentidos. La vista no engaña.

Un número de palmeras, unas desarrolladas y plenas y otras con un crecimiento menor, pero todas ellas en armoniosa fraternidad tras ser depositadas en este amable lugar de la naturaleza amurriarra.

¡Disfrútalo!

Dos panorámicas, desde distintos ángulos, del jardín exótico, en el centro de Amurrio, muy cerca del parque Pitiminí