viernes, 2 de abril de 2021

Definitivamente, el Ayuntamiento de Amurrio es confesional o tacaño en lo económico

Definitivamente, el Ayuntamiento de Amurrio es confesional o tacaño en lo económico

Días atrás dejábamos plasmado en la entrada anterior a esta, la posibilidad de que nuestro Ayuntamiento de Amurrio, inconsciente o conscientemente, practicase cierta confesionalidad religiosa en lugar de ser neutral, manteniendo una exquisita laicidad en su quehacer como gobierno municipal de todxs y para todxs.

Ahora, tras buzonearse el último número de la revista municipal “Hauxe da”, nos encontramos que la publicidad sobre las películas a ver próximamente, este fin de semana, esto es, el domingo 4 y el lunes 5 de abril, la programación peliculera se cae, no habiendo función alguna.

Tendremos que preguntarnos si es una nueva concesión al sentimiento religioso personal e íntimo de los corporativos municipales que se pliegan, haciendo común unión con la Iglesia católica, acatando el recogimiento religioso de los católicos en la Semana Santa, faltando a sus deberes apriorísticos. 

 

Página de la revista municipal “Hauxe da” con los días de la programación de las películas venideras y la ausencia de la misma el "finde" de Semana Santa

 

O, tal vez, pensando en plan más materialista que espiritual, el Ayuntamiento de Amurrio aprovecha la celebración religiosa católica para ahorrarse unos dineros, manteniendo cerrado este “finde” de Aste Saindua el cine “Amurrio Antzokia”, privando de su disfrute a las y los amurriarras amantes del mundo del celuloide que, además, no pueden viajar por las limitaciones impuestas por la pandemia.

Es una mala praxis que pervive desde los tiempos en que la Iglesia católica, poder fáctico en la etapa de la dictadura franquista que aún perdura, impuso este recogimiento para venerar la muerte y resurrección de Cristo.

Una política municipal, espiritual o/y material, que el Ayuntamiento de Amurrio debería corregir y abandonar por el bien y, sobre todo, por la asepsia que siempre debe imperar en la labor de gobierno en pro de buscar el bien general de las y los ciudadanos a los que debe el ejercicio del poder que ostenta.

En otro orden de cosas, una celebración a destacar en esta semana tan prolífica en acontecimientos, es la final de la Copa del Rey de España del próximo sábado, 3 de abril, en la que se enfrentan dos equipos españoles, Athletic Club y Real Sociedad, con jugadores españoles y algún que otro extranjero, disputando la copa de su rey español.

Es un ejemplo claro y de manual de la colonización y aculturación de un pueblo que, perdiendo sus rasgos y características culturales nativas, toma y asume como propias las del pueblo conquistador.

Todos los medios mediáticos se han volcado en el evento, junto a algunas empresas importantes de calado o raigambre local patrocinando la final y, especialmente, la televisión autonómica ETB (para muchos Espainiako TeleBista) que no ha ahorrado medios humanos ni dinero para desplazarse a Sevilla y retransmitir el partido. Más la programación especial en los días antes del mismo.

ETB se felicita proclamando que ellos ya han ganado la final. Haciendo gala del slogan “bai edo bai”, esto es, que la copa la ganan los vascongados “sí o sí”, gane quien gane o pierda quien pierda. ¿Habrá que reírnos? Todo se resume, diciendo que es un “derbi vasco” pero, a la vez... español también.

Incluso, hasta el mismísimo Gobierno Vasco se ha unido a la euforia de la final de copa del futbol español, insertando publicidad institucional con su particular slogan: “esta copa se queda en casa” (haciendo referencia a cumplir las medidas anticovid). Y claro que se queda en casa… en la Casa de España.

Todo ello dentro de la placidez que genera el saberse parte de un Estado –la España imperial– que nos quiere contentos pero asimilados y dormidos en reivindicaciones de desconquista.

Decía un representante de los empresarios hosteleros de Sevilla que iban a tener unas pérdidas económicas en torno al 5% de la facturación de un año. Es decir, dejaban de ganar ese porcentaje por la imposición pandémica de jugarse el partido sin público en las gradas.

 

 

Cartel animando a silbar cuando suene el himno de la España imperial y conquistadora (redundancia o tautología redundante) y a favor de una "república vasca"

 

Porque esta es otra. Dos clubs que sus respectivas ciudades distan 100 kilómetros entre sí, se desplazan a Sevilla, a 900 kilómetros, para disputar un partido que podrían jugarlo en campos menos lejanos. Y menos mal que, por el confinamiento autonómico, no se permite el desplazamiento de vascongados de Bilbo y Donostia, con el consiguiente ahorro –y no despilfarro– de dinero y, de rebote, el beneficio que bien le viene al medio ambiente. ¿Se imaginan el perjuicio que generaría al mismo, el desplazamiento de miles de aficionados desde dichas ciudades a la ciudad hispalense?

Luego está la fantochada de silbar al himno de la España conquistadora, pero de la que se sienten parte jugando la final de la Copa del Rey –de su rey– de España. No hay mayor contradicción e incoherencia que los silbidos al himno y al rey español. Si de verdad fueran coherentes estos silbidos, sería no celebrando ni jugando partido alguno de la competición copera del reino de España.

Por cierto, a falta de silbar en el campo de fútbol, imposible esta vez por ausencia de público, se pide que se silbe desde los balcones de la casa de cada uno de los aficionados.

 

 

Una de las imágenes que podemos ver estos días previos al partido de la final de copa del Rey español en Amurrio

 

Nada digamos del irresponsable apoyo de aficionados, en vísperas del partido, no respetando las medidas anticovid con los ánimos calurosos en la despedida y viaje de los jugadores de los dos clubs a Sevilla, aunque esto se circunscribe más a la esfera sanitaria que política.


 

 

Y alguna que otra en la que aparece, en contadas ocasiones, la bandera y los colores animando al equipo txuri urdin

 

Ventanas y balcones aparecen engalanados de banderas con los colores rojiblancos y txuri-urdinak de los respectivos clubs. En el pueblo de Amurrio se puede decir que, prácticamente, todas son del Athletic Club (sin entrar en más consideraciones, pues las banderas de ánimo a la Real Sociedad se cuentan con los dedos de una mano), aunque la proliferación de éstas, no es comparable ni mucho menos con las que hubo cuando dicho club jugó la final europea de la copa de la UEFA en 2012 en la capital rumana, Bucarest, contra el Atlético de Madrid. Allí sí se dio un ejemplo de lucha de un equipo vasco y nabarro, a la vez, contra el equipo conquistador español, aunque futbolísticamente se perdiera.

Hasta nosotros mismos también, engalanamos el balcón con la bandera y la presencia de Leoncio en su pedestal, a la vista de niñxs y mayores. Aquello sí que fue fervoroso y auténtico, no como la apostasía de ahora.

Terminaremos la semana con otro fervor, este más bien artificial y mal estructurado en la conciencia patria de todos nosotrxs. Nos referimos al Domingo de Resurrección en el mundo católico, apropiado para reivindicaciones políticas del nacionalismo vascongado, al modo de que, si Jesús resucitó, nosotros también, en forma de “nacer” como pueblo y nación. La pregunta es ¿qué nación?

 

 

Hay tres de estas. Por un lado, la pequeña que asoma del tejado del edificio del ayuntamiento a cuyo frente está su protectora, la española, y la que en un gran mástil hace de esquina en la plaza del mismo. Y por otro, tenemos esta otra –más a su aire– en el parque municipal donde su presencia se deja ver más que sus otras dos hermanas gemelas. El monte que despunta detrás es Babio

 

 

Así, este día, algunos engalanarán los balcones con la bandera autonómica española llamada ikurrina, para reivindicar no se sabe qué nación. Tal vez, la supuesta nación vascongada o triprovincial. Este día, sacarán a relucir en sus discursos, el tan traído y ya manido lema del “derecho a decidir” o más autogobierno que a la postre parece ser lo mismo, la construcción nacional o la autodeterminación. Olvidando de dónde venimos y, por tanto, qué somos.

Al día siguiente, Lunes de Pascua o Día de Resaca de los mítines y también de los improperios que, seguramente, se lanzarán mutuamente los actuales partidos vascongados para regocijo del gobierno de Madrid, del Estado conquistador. Día, por cierto, declarado para la ocasión festivo por el Gobierno Autónomo Vasco comandado por el partido vascongado EAJ/PNV, precisamente, para descansar y recuperarse de la resaca festiva y pseudo patriótica de la víspera.

En fin. Así tenemos el patio patrio. Jugando a ser libres dentro de la jaula en la que nos tienen recluidos los conquistadores e imperialistas franco-españoles.

Entre tanta ambigüedad y distraimiento estéril, disfrutemos de la primavera en la medida que la pandemia nos lo permite.

 





 


 

 

 

 Lo único bueno y que nos da alguna esperanza en el mañana: la Primavera, con sus renacidas flores sobre el tapiz verdoso del suelo y estos enhiestos cedros (uno de los cuales aloja al nido con su pareja de cigüeñas) que llevan tiempo aguantando la impostura política en que se desenvuelve nuestra vida de ciudadanxs desnortados y sin un rumbo que seguir

No hay comentarios:

Publicar un comentario