Mateo incombustible
No lo decimos por su longeva edad –el próximo 21 de septiembre caerán 108 años sobre sus sufridas y experimentadas espaldas–, sino por su capacidad de recordar las cosas que ha vivido y no son pocas (Dictadura de Primo de Rivera, República, Guerra Civil, Dictadura franquista, hasta hoy) pero, sobre todo, por la consciencia, la capacidad de mantener una concienzuda conversación de alto nivel intelectual y de profundo contenido político y social. Hemos de reconocerlo. Cualquiera no está a su altura.
Al poco de despedirnos, Mateo nos regaló esta instantánea para el recuerdo, junto a sus anónimos visitantes que le aprecian
Sus libros escritos son abundantes. La mayoría ensayos sobre los males del sistema capitalista y la deriva del comunismo, precisamente escritos por la mano y el pensamiento de un ortodoxo comunista que morirá con las botas puestas en sus postulados ideológicos.
Ha escrito muchos libros; de los de romperse la cabeza dando que pensar; de los que obligan a escudriñar y profundizar en su contenido. Como decimos, hay que estar preparado para bucear y comprender o salir entendiendo lo que su narrativa nos quiere expresar. Pero, por esta vez, dejamos para otros sus libros y los libros y artículos que sobre él se han escrito.
Hoy sólo queremos recordar el encuentro en su apacible morada y su disposición a recibirnos y conversar o/y filosofar sobre la vida. La vida presente que nos toca vivir, pues Mateo está y piensa en el presente que estamos viviendo, no sólo en el ámbito local sino también planetario donde se desenvuelve el devenir político, económico y social que toda vida humana entraña.
Puede que con los años mengüe su cuerpo, pero no así su
espíritu de luchador intelectual que, inversamente, se acrecienta con el paso
de los mismos
Mateo, camino de los 108 años, sigue tan joven y jovial, con una memoria envidiable y una conciencia de clase; la que adolecen la gran mayoría de la clase trabajadora y obrera que componen el proletariado de hoy en día.
Nos cuenta que, al poco de iniciado el estallido de la sublevación militar golpista hubo unos días que él, Mateo, miembro del ejército que defendía la legalidad de la República, fue dueño y señor, es decir, tuvo mando militar sobre el pueblo de Amurrio por su condición de militar de mayor graduación en ese momento, aunque sólo fuera momentáneamente, hasta que se fue conformando el Gobierno de Euzkadi, emanado del Estatuto de Autonomía aprobado de urgencia.
Mateo, junto a un admirador fiel, en lo personal e ideológico
Sólo vamos a recordar un libro. Un libro, un texto autobiográfico de su devenir vital. “El viejo inútil” se titula. Digno libro de leer, compuesto de una prosa llana y sencilla que raya con el intelecto y saber popular, sin florituras que detraigan su lectura al común de los mortales.
Ambientado geográficamente en el norte peninsular, de Asturias al País Vasco –especialmente, en este último rincón– en los años previos, pero, sobre todo, en los años que se dio la Guerra Civil donde se desenvuelven las vivencias y vaivenes del protagonista.
“A finales de septiembre, estando Orduña sometida al tiro de fusil del enemigo, el mando se propuso eliminar el dogal que la tenía en vilo. El día de la acción, Balbino y su gente guarnecía el monte San Pedro, posición desde la que partiría el ataque proyectado. En la noche habían estado llegando al lugar elegido la milicia comprometida en la ofensiva. En oposición a los monos y demás indumentaria civil portada por la guarnición de la posición, los nuevos contingentes iban uniformados y armados como para provocar la admiración de los desasistidos de la fortuna.
Al despuntar el día, una batería del 15 sita en Saracho inició el fuego artillero contra las posiciones del enemigo, con mal pie. Los proyectiles caían sobre las propias posiciones. En realidad, la causa última estaba en la desconfianza de las milicias hacia el estamento militar profesional. Todo uniforme militar, en principio, albergaba en potencia un traidor. Claro, la realidad individualizada era otra; pero en los desconciertos masivos lo que se impone es el radicalismo como principio”.
“(El comisario político) … entregó a Balbino una cantimplora llena de “saltaparapetos”, aguardiente capaz de quitar todo miedo a quien probase unas pocas gotas. Pero tendría otro destino que el humano: serviría para limpiar el fusil ametrallador, que el capitán de “gudaris” olvidara recoger una vez fracasada la ofensiva”.
“Así en las trincheras, frente al enemigo, limpiando con el saltaparapetos las piezas del arma desmontada que, por cierto, daba buen resultado”.
“Por su parte (se dice en otro apartado del libro) el enemigo grita:
- ¡Rojillos!... ¿Habéis terminado la munición?... ¡Os prestamos cohetes para que siga la verbena!” (Son algunas de las secuencias que tienen de escenario la línea de demarcación, entre frentes, del monte San Pedro –hoy recuperado su antiguo nombre “Askuren”–).
Otra instantánea, frente a la casa, en el barrio Latatu, en Lezama
Sin más. Pues no es otro el fin de esta entrada, que recordarle y recordarnos la visita que hoy (25/08/2021), en la tarde, le hemos hecho en su caserío de Lezama en la Tierra de Ayala para satisfacción nuestra y, el deseo, que haya sido entretenida la misma para Mateo. Han sido dos horas agradecidas, de amena conversación con el temple equilibrado y suave de su cálida voz.
Y, de nuevo, en la despedida, tras la agradable tarde de conversación, con vídeo incluido, mantenida con Mateo
Por cierto. Enhorabuena Mateo. Tu pueblo leonés de nacimiento, ha sabido reconocer a un hijo del mismo y, desde ahora, el Centro Social del pueblo llevará tu nombre. Felicidades a ti y a tu pueblo, por este pequeño acto de justicia para contigo.
Hasta luego, Mateo. Nos vemos pronto, Mateo. Saludos, también para tu hija.
Pero antes de concluir del todo, para las o los lectores que estén interesados, comentar que hace unos años tuvimos la suerte de conversar con Mateo más profundamente, quedando plasmado el testimonio en el reportaje que publicó la revista Aztarna en su nº 47 de Dic. 2016: aztarna.es/revistas/aztarna-47. Dicho como anotación final.
Hoy, tras tener un hueco en su ya longeva vida de 109 años (camino este año de 110 años), hemos vuelto a visitar a Mateo, después de la anterior de hace dos años.
Aunque desde entonces todos tenemos dos años más, a Mateo, el año cumpleañero se dilata en más tiempo que los tradicionales 12 meses.
Es el momento de la despedida y nada mejor que un último recuerdo del encuentro de hoy
Su mayor admirador y, diríamos, aventajado alumno
Lo hemos visto jovial, hasta joven, incluso e, intelectualmente, inamovible, con una memoria privilegiada y espléndida y con la conciencia de clase incorruptible.
Ha sido un rato súper agradable, la tarde de este sábado que hemos pasado con su compañía, personal e intelectual. Pues también se ha hablado de arreglar el mundo y de cómo se debería hacerlo y… de su nueva faceta: cultivando (en) la huerta en sus ratos libres.
En definitiva, en esta nueva visita, hemos tenido la suerte, la fortuna de volver a debatir amistosamente y, sobre todo, escucharle su plática que, con voz suave y expresiva, profundiza en los males de la sociedad actual.
Un saludo efusivo, Mateo, desde esta página que te recuerda, y tú nos recuerdas, que la revolución de verdad aún está por llegar.
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