¡Ya cumplió su pena!

No sabemos si su condena fue la pena capital o la cadena perpetua. Seguramente, viéndole vivito y coleando, fuera esta última la condena, aunque, como se aprecia en las fotografías y en el siguiente texto a leer, la misma ha sido conmutada.

Casi años luz ha estado sin ver la luz del día desde que fue condenado a cumplir su pena en la más absoluta obscuridad en las mazmorras que el Ayuntamiento de Amurrio posee en los bajos del edificio de El Refor.

Ignoramos también si su condena o confinamiento conllevaba cumplirlo en primer grado de aislamiento. Es decir, si durante todo este tiempo ha estado aislado o en compañía de alguno de sus congéneres: léase otro u otros bancos o, tal vez, alguna que otra papelera impregnada del original y primigenio escudo del Ayuntamiento, que le haya podido consolar en el acompañamiento en la oscuridad de los muchos días y años -¡décadas!-, tanto en el día como en la noche, con los que fue condenado. (Actualmente al Ayuntamiento le representa, en su logotipo, mancheta o cabecera, el tercer diseño de escudo –o tercer escudo–, nada que ver con el de su fundación y original; el mismo es conocido como el escudo de la “Gota de Agua”).

 

 

Ahora parece que hará compañía al otro banco que ha estado como ausente en su soledad, al final del camino o bidegorri que puede que, cuando continúe hacia el pueblo de Saratxo –¿cuándo?–, será sitio socorrido y concurrido por el pulular de gentes amurriarras y foráneas de toda edad y condición

 

Y, por supuesto, qué delito cometió para tal descomunal pena de década de años castigado sin poder recibir la visita de niños y mayores que hicieran sus gracias y charletas sentados sobre sus listones de metal que tanto ansiaban ser reconfortados por traseros y muslos de la especie humana y, a veces, incivilmente humana.

El caso es que ahora (17/11/2020), y desde hace unos días, está libre o al menos en libertad vigilada. Como las fotografías dejan ver, le han ubicado junto a otro banco, éste de madera a diferencia de nuestro amnistiado banco que fue construido de metal.

Es de suponer que la liberación y salida de la cárcel que representa los bajos del citado edificio de El Refor ha sido realizada por algún operario del servicio de Obras y Servicios del propio Ayuntamiento de Amurrio o, quizás, haya venido la orden de liberarlo de la propia Jefatura de dicho servicio que de corazón conmovido haya sentido lástima y pena por ver que el banco iba a terminar sus días en la mazmorra municipal sin poder relacionarse y vivir, al menos sus últimos días, disfrutando de una existencia placentera que no debiera ser la obscuridad a la que ha estado sumido durante muchos, muchísimos años, sin saber el porqué de su condena.

 

 La “etiqueta” bien dice a las claras quién puso el dinero para que existiera y, a la vez, quién lo donó al pueblo de Amurrio

 

Como se aprecia en la percha o cuello en el hombreo del banco que, el mismo puede verse vestido con traje verde (está pintado de verde), luce la etiqueta de fabricación: “Caja Provincial de Ahorros de Álava” o, si se quiere decir mejor, la etiqueta del regalante o donante, para hablar con propiedad y ser más correctos.

¿Alguno o alguien se acuerda de qué año estamos hablando? o ¿cuándo dicha Caja de Ahorros desapareció, convirtiéndose con la fusión con la Caja Municipal de Ahorros de Vitoria en la Caja Vital, no bienvenida y no bienhallada, para que años más tarde, después y ahora, confluir en la actual denostada Kutxabank?

Eran tiempos –nos referimos a la época de nacimiento de nuestro, ¡hoy! aclamado banco y otros que conformaban el mobiliario urbano de Amurrio– en que las Cajas miraban por el bien de sus impositores, en definitiva, por sus vecinos y convecinos tanto al nivel municipal como provincial. Comportándose con dádivas o donaciones altruistas –digámoslo entre comillas lo de altruista– que se traducían en ejemplos como este, de amueblar de mobiliario urbanístico las ciudades y pueblos de Álava.

 

 

Y con la compañía de ambos, al menos durante un rato de tiempo, esta bicicleta que ha querido ser enlace y unión de dos bancos generacionales. Uno de un tiempo presente y otro de un tiempo anterior

 

Se ve por el color desteñido y envejecido del verde de su ropaje que el tiempo de condena ha hecho huella en su actual físico.

Aunque tarde, hay que reconocerle al Ayuntamiento o a la brigada de operarios competentes, la sensibilidad que han tenido para finalmente liberarle y dejarle vivir la felicidad de los últimos años, al unísono como se ha hecho con otros dos bancos que han sido ubicados sobre la terraza o bancal que asoma por encima del camino que conduce a nuestro querido y reseñado banco, al final del mismo.

¡Que lo disfrute y que lo disfrutemos nosotros también!

 

Bella estampa de las fachadas del conjunto edificatorio de El Refor. Frente al mismo, las nuevas instalaciones del nuevo campo para la práctica del Fútbol y Rugby; este último aprieta con ilusión y afición al mismo tiempo, estos últimos años.

En los bajos de dicho conjunto edificatorio, el Ayto. de Amurrio o su Dpto. de Obras obliga a pasar la cuarentena (a veces de muchos años, como en este caso), a modo de castigo, al distinto y variado mobiliario urbano, hasta encontrar un sitio donde el mismo pueda dar juego o utilidad

NOTA 22/06/2021

Paseando en la tarde de hoy y al acercarnos al lugar que muestra la foto adjunta, observamos algo.

¿La enemistad de dos bancos? ¿Qué el banco veterano tras estar toda su existencia sin compañía no ha consentido la amistad del nuevo? ¿Qué el nuevo banco después de ser liberado de su cautiverio sufrido en las mazmorras del edificio de El Refor no ha sabido adaptarse al lugar o a la compañía? o ¿quería conocer mundo, y con razón tras su largo cautiverio condenado a no ver la luz del día, y se ha ido?

No sabemos cuáles han sido las razones. Si alguna de las que aparecen interrogadas o una amalgama de todas ellas.

Lo curioso y concreto, se aviene a la situación anterior y original con el banco veterano, hecho de madera, señoreando en su coto redondo donde domina, aposenta y clava sus cuatro patas.

También es verdad que ambos bancos, estética y en la manera de los materiales con que fueron construidos, que digamos no casaban absolutamente.

Una última interrogante podría ser si algún coleccionista o loco enamorado de la época y donación por la que tuvieron vida aquí, en Amurrio y en muchos pueblos de la provincia de Álava/Araba, se lo haya echado a sus espaldas para disfrutar, un tanto egoístamente, él solamente.

La fotografía nos indica que la convivencia de los dos bancos no debió durar mucho tiempo. De nuevo el veterano banco aparece como si tal nada de lo escrito en esta entrada hubiera ocurrido. Eso sí, a fecha de hoy, se ve que ha rejuvenecido, dando una nueva imagen con el barnizado de los componentes que lo forman, dejándolo de sentando para que dure su existencia.