miércoles, 22 de mayo de 2013

Luiaondo: Un monumento a no descuidar


Tras ser liberado de la hiedra trepadora, falta ahora limpiar la barandilla de ladrillo
Luiaondo: Un monumento a no descuidar
Gracias a una mano preocupada por la desidia de las personas despreocupadas por el patrimonio que un pueblo posee, estos días se puede ver el “freno” que se le ha puesto a la acción invasora de la hiedra trepadora o enredadera que, poco a poco, pero de forma constante, estaba llevando a la cubrición y ocultamiento del monumento-recuerdo del momento histórico en que fue construido el puente –y único puente, a día de hoy, para vehículos motorizados– que da acceso a la estación del ff. cc., en el barrio Oloste del pueblo de Luiaondo.
 
Placa señalando el barrio Oloste en el acceso a la estación (ahora apeadero) del tren 

Y no ha sido precisamente una mano vecina de dicho pueblo la que ha tenido dicha iniciativa de limpieza del mismo.


La hiedra trepadora estaba ahogando al monumento conmemorativo
 
En el otro muro de piedra, aparece labrado el escudo de Ayala

Sería de agradecer y desear que el pueblo, es decir, sus vecinos a título individual o representados colectivamente a través de la Junta Administrativa que tiene el gobierno del mismo, tuviera iniciativas de este tipo, inculcando a los más jóvenes a conocer y, sobre todo, a cuidar y limpiar (cuando fuere menester) las pequeñas reliquias que, a modo de monumentos, todo pueblo se ha hecho acreedor a lo largo de su historia.
La reliquia que aparece en las imágenes cumple este año 98 años de estática mirada, viendo pasar a sus convecinos y convecinas camino de la estación del tren. 
 Los dos hitos conmemorativos lucen su silueta de piedra al inicio del puente sobre el río Nervión, camino de la estación del ff. cc. de Luiaondo
En 1915 el Ayuntamiento de la M. N. y M. L. Tierra de Ayala dejó inaugurado el puente de acceso a la estación. Y en 2015, hará 100 años que el citado Ayuntamiento de Ayala, del que forma parte Luiaondo, construyó dicho puente sobre el río Nervión y levantó este recuerdo, que franquea el mismo, para la memoria colectiva.
Año 2015. Dos años. Tiempo suficiente para pensar en hacer algún acto que realce el centenario del puente y la escultura conmemorativa. Una manera de empezar sería limpiar de maleza las barandillas enladrilladas del puente, con que la invasora planta enredadera intenta ocultar semejante escaparate de la Historia.


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