Los kakarros y la calle transgredida

 

 

 

 

Con su vestimenta habitual y tradicional, las y los kakarros dieron color al ambiente carnavalesco ayudando en el ánimo festivo

 

 

Los kakarros y la calle transgredida

Día apacible y soleado el de este sábado (18/02/2023) para celebrar los carnavales de Amurrio.

Desde el mediodía se podía ver a algunos disfrazados pero los que no faltaron a la cita carnavalesca fueron los kakarros, la figura del “cácarro” recuperado del olvido desde hace pocos años a esta parte.

Con su indumentaria tradicional de sombrero de paja, rostro y cabeza cubierta por velo blanco a modo de pasamontañas y vestimenta hecha de tela de saco o arpillera producto utilizado en la confección de los conocidos sacos de patatas de tiempos pasados, más el pantalón de tela de mahón, característica prenda de trabajo del País, y abarcas, dieron colorido a las calles de Amurrio, siendo del agrado de los más pequeños a los que, junto a los cabezudos, les hicieron disfrutar de lo lindo, persiguiéndolos con sus escobas y varas de caña en mano.

¡Viva el 14 de febrero!

 

¡Viva el 14 de febrero!

El 14 de febrero era costumbre intercambiar fluidos corporales que derivaban en efluvios químicos entre los amantes o parejas cuando era fiesta pagana, es decir, no del gusto del cristianismo.

Ahora, se intercede por medio de un santo llamado Valentín y se intercambian regalos, flores y pijaditas de esas, en vez de darse un revolcón o un buen lote.

Así que el que esté en disposición, que transgreda las normas que impone la falsa moral de la y todas las religiones y se dé al amor libre, sin ataduras de ninguna clase.

¡Viva el 14 de febrero!... libre,... sin cortapisas religiosas.

No sé si se nos ha ocurrido propiamente o lo hemos copiado de algún sitio. Lo teníamos escrito en un trozo de papel, traspapelado entre otros muchos.

Pero ahí queda dicho y ahí lo dejamos… para general conocimiento. 

No se hable más y a la faena que las horas del día se nos van,... se nos están yendo. Menos palique, pues, y más acción que el día es propicio. 

No lo dejemos pasar,... aunque siempre nos quedarán los días venideros para intentarlo por segundas veces.