Cuadro ampliado para la ocasión que acompaña a la recogida de firmas de estos días, reposando en uno de los bancos públicos del Paseo
Amurrio y Lucas Rey o la pérdida de memoria de un pueblo
Amurrio, el pueblo de Amurrio está alterado, más bien
enfadado e indignado. No es para menos. Se ha enterado que en petit comité el Consejo Escolar de la
escuela principal del pueblo quiere descolgar de su fachada el nombre de don
Lucas, maestro y amurriarra de adopción, que cuidó y mimó la educación de los
niños de Amurrio a lo largo de todo el primer tercio del siglo xx.
Así, con la actitud del Consejo Escolar, sin contar con la generalidad de Padres y Madres y, sobre todo, con la alevosía del beneplácito posterior
del propio Ayuntamiento amurriarra que con su alcaldesa al frente han actuado a
lo Poncio Pilatos, lavándose las manos ante el despojo y arrojo de un nombre,
de una persona, que en su tiempo vivió por y para Amurrio, implicándose en la
mejora de la enseñanza y de las condiciones en el estudio, tanto físicas y
mentales, de los escolares de su pueblo de adopción.