Al lector/a
de la revista Aztarna
Poco
ha de dos meses que salió el número 48 de esta revista y sin ahorrar en
parabienes por su existencia, perseverancia y constancia, lo que no es baladí
en el mundo de la cultura, escrita con letra grande y también pequeña, quiero
detenerme en la editorial que abre la misma.
Dicha
editorial me ha dejado un tanto confuso o más bien perplejo y me atrevería a
constatar que la veo, sino extemporánea, sí falta de argumentación para validar
lo que dice.
La
misma sale (o quiere salir) al paso de una queja o escrito de un lector (¿queja hipotética?,
diríamos, pues no se dan más referencias) que ha dirigido a la revista (quizás al
que parece que la lleva con mano cerrada, un tanto autoritaria).
La
editorial despotrica ante el malestar u opinión contraria que le ha producido a
alguien (reitero lo de “a alguien”, pues nada sabemos) la aparición de algún
artículo o contenido del mismo en dicha revista.
Pero
lo realmente grave es la falta de argumentario, con palabras huecas y, sobre
todo, que los y las lectoras ignoramos a cuento de qué -o por qué situación-
sale esta editorial… queriendo dar respuesta a quién o a qué. A pesar de
afirmar que es tras recibir “un escrito de un lector de Aztarna”
Por
otro lado, por noticias llegadas a mis oídos, dicha editorial no ha sido fruto o
elaboración de equipo de redacción alguno que pudiera dirigir la revista Aztarna,
sino todo lo contrario. Nace de la iniciativa de una persona que, por lo tanto,
no puede erigirse en representante de la Asociación
Etnográfica AZTARNA Etnografia Elkartea
editora y responsable última de dicha revista homónima.
Creo
que es de justicia que en el próximo número se justifique y aclare contra quién
o el porqué de la misma. Y, en todo caso, sería deseable conocer, el origen o
la causa -el escrito en sí- que ha provocado esta editorial que intenta quedar o
situarse por encima del bien y del mal, queriendo sentar cátedra de absoluta
magnanimidad, dando lecciones sobre la Historia, la verdad histórica o las interpretaciones
subjetivas que de la primera se hacen. En otras palabras, se debería publicar el texto con la puntualización o puntualizaciones replicantes al primero, dándole también publicidad. De lo contrario, las y los lectores nos quedamos sin saber de qué va o a qué se refiere el susodicho párrafo que da inicio a la editorial.
El
último párrafo de la editorial más parece sacado de un manual de enseñanza de
la Historia o/y de la interpretación de la misma, queriéndonos con ello, descubrir -¡a
estas alturas!- que la Historia y el narrador de la misma tienen distinto color
según quien la intérprete. Cuestión largamente debatida y corroborada en la
historiografía pasada y presente.
Tal
vez, en todo esto se echa de menos un equipo de redacción que evite que la
dirección de la revista arroje flechas sin una diana clara donde dirigirlas, haciendo
prevalecer un consenso que dé validez a la editorial y al producto final que es
la misma revista.
Fdo.: Gontzal Oribe
Bárcena
A
continuación se transcribe el contenido completo de la editorial que abre el
número 48 del mes de julio de 2017 de la revista Aztarna que lleva por título “Historia
y Verdad”:
"Hace unas semanas recibimos un
escrito de un lector de Aztarna interesado por la procedencia de la información
de un hecho acaecido en la guerra civil que, en su opinión, no era cierto. Nos
molestamos en averiguar la fuente de aquella información y pudimos comprobar
que la persona informante estaba alineada en una determinada corriente política
y que el redactor de la información estaba, a su vez, influido por cierta
ideología.
Siempre atentos a la limpieza
de los datos, a la nitidez de lo que escribimos, no nos duelen prendas
reconocer esta circunstancia, al mismo tiempo que nos sirve para apuntar el
debate sobre la verdad y la historia, un tema ya tradicional dentro de la
historiografía y que pone en evidencia las múltiples interpretaciones posibles
de un mismo hecho histórico.
No hay una sola verdad en
historia, incluso podríamos decir que la verdad absoluta no existe. La mera
exposición de los datos, el relato aparentemente inocuo de un hecho histórico,
es ya en sí diferente según quién lo cuente. El que narra la historia, y más
aún el que la interpreta, está sujeto a múltiples servidumbres. Empezando por
la propia elección del objeto de estudio, que descarta unos temas y enfatiza
otros. Las fuentes documentales que decide utilizar o descartar, o la manera en
que utiliza esas fuentes. Incluso cierta tendencia a dar por buena cualquier
cosa escrita en un papel sólo porque han pasado cien o doscientos años desde
que alguien lo escribió. Por no hablar de la formación del historiador, sus
lecturas, su ideología, sus afinidades personales. Influencias de todo tipo,
que sin llegar a la descarada utilización de la historia para justificar
posiciones ideológicas y políticas, influyen en la interpretación del hecho
histórico sin que todavía entremos en el triste terreno de la manipulación
malintencionada. Un terreno en el que las personas que somos parte de Aztarna
nunca hemos entrado".
Hola.
ResponderEliminar¿Se sabe algo nuevo sobre el parque lineal de Nervión?
¿Y de las conexión de las instalaciones del Refor con el polígono industrial de Saratxo donde se encuentran las empresas Mubea-Inauxa y Megatech)?
Muchas gracias y un saludo.
Hace dos semanas di una vuelta desde el caserío Zamora hasta el puente Zabalibar o Cortasa. Si bien está hecho el trazado, falta el puente que cruce el río y desde Cortasa han construido una acera que conecta con la de Kider para luego aparecer otro tramo de trazado por la orilla del río (caserío Iturbe) que termina en Olako, frente a la antigua fábrica de tachuelas Olako Industrial. Pero todo este recorrido lleva tiempo parado. ¿Estarán esperando a anclar el puente rojo, cuando lo terminen?
EliminarSe supone que desde Olako continuará por detrás de Eroski o, al otro lado, junto al molino Pikatza, para ir llegando al Refor, hasta la fábrica Megatech. Pero como te digo la construcción va muy ralentizada. Ahora lo primero es llegar al barrio de Olako.