Tres bellezas de Pobeña |
Pobeña:
Punto de encuentro y partida, para el disfrute de un día de encanto
Con la anuencia de mis convecinos/as, el 31 de julio –domingo– me ausenté de mi morada en el parque Pitiminí de mi querido Amurrio, para disfrutar del magnífico día con que julio “el desapacible” nos brindó a todos, en su día de despedida. En esta –mi penúltima escapada, pues de momento no será la última–, mis pasos se dirigieron al pueblo de Pobeña, en el municipio de Muskiz (50 km por carretera desde Amurrio); allí en la costa bizkaina, donde la misma se confunde con las tierras de Castro Urdiales, otrora territorio comprensible del Señorío de Bizkaia.
Una maravilla de lugar y de escenario natural –y un maravilloso de día, como queda dicho–, para disfrutar del día de San Ignacio de Loyola, patrono del denominado ahora Territorio Histórico de Bizkaia. Por tanto, fiesta en Bizkaia. Al ser este santo patrón, gipuzkoarra de nacimiento, a la curiosidad le interesa saber los motivos: el “porqué” Bizkaia le acoge y le tiene como patrón del antiguo Señorío. (Igual tú, amable lector, que sigues este diario, quieras desentrañar con tus conocimientos el o los “porqué”s de este patronazgo).También es patrón de Bizkaia –aunque su patronazgo es más tardío, o más reciente en el tiempo, para entendernos– San Valentín Berrio-Otxoa, santo elorriarra que para los bizkainos parece ser que sólo ocupa un segundo y discreto lugar en su devoción, cuya festividad la celebran el 4 de julio, aunque no tiene carácter de fiesta oficial, tan sólo litúrgica.
Pobeña se asienta frente a las marismas que conforma la desembocadura del río Barbadun. Tiene como centinela en la lejanía, el pequeño monte El Haba, también llamado Peña Aguda o Agudilla (227 m), cuyas faldas que se precipitan suavemente, son cortadas por la autovía Ugaldebieta o A-8 de la Autovía del Cantábrico, que discurre en las cercanías.
Este día, tan señalado para los habitantes de Bizkaia, coincidió con la celebración en este acogedor pueblo, de apenas dos centenares de habitantes, de la 3ª edición de la Escenificación de la Minería Tradicional: POBEÑA 1890.
A lo largo de todo el día se pudo disfrutar a pie de calle de la exposición, dispuesta en distintos escenarios, de los distintos aperos, utensilios e instrumentos de trabajo. En definitiva, de los oficios artesanos y formas de trabajar que denotan la vida tradicional, que por un día revivían el pasado minero del pueblo. Dando vida y envolviendo a todo el escenario viviente, la vistosidad de las ropas de la época que los vecinos y vecinas de este pequeño y agradable pueblo de Pobeña sacaron a pasear en sus relucientes cuerpos, para el disfrute de los visitantes que se acercaron a disfrutar de un magnífico día de verano que el último día de julio quiso brindar a los presentes, tras haberse hecho de rogar durante todos los días del mes. (A diferencia de los meses de septiembre y octubre. Los meses de verano de este año. Hoy mismo tenemos otro día de agradable temperatura, con vientos del sur y 22 grados).