SOKAIDE
“Soberbio”. “Extraordinario”. Son las dos palabras que mejor definen y compendian la extraordinaria y soberbia (sirva la redundancia) actuación del grupo de folk local SOKAIDE, el pasado 12 de agosto, dentro de las fiestas patronales de Amurrio.
No se limitaron solamente a cantar y presentar las canciones de su disco Ortozik, que es lo que se espera de cualquier grupo musical, sino que también bajaron a la arena, al adoquinado de Juan Urrutia plaza de Amurrio, donde la cantante junto a otro componente se desmelenaron, bailando un fandango y más, con el “arin arin”, pieza de baile de movimiento veloz y trepidante a la vez que vibrante. No sólo bajaron los “dantzaris”, también lo hizo el trikitilari, panderojotzailea, etc. Todos con los ritmos de sus instrumentos descendieron del escenario.
Un invitado especial en la actuación del grupo musical ante su público, fue la del afamado y virtuoso de la alboka, Ibon Koteron. Albokari que ha hecho resurgir o más bien resucitar al casi olvidado instrumento hecho a partir de las astas o cuernos de vaca o novillo, según los casos. La alboka, instrumento de música, que junto al panderojotzailea sigue al koblakaria o cantador de coplas en euskara.
Otro invitado que acompañó al grupo de folk SOKAIDE, que anda de flor en flor, tocando en otras formaciones o bandas, o junto a músicos consagrados como Kepa Junkera, deleitó a los allí presentes tocando la txalaparta, demostrando un dominio del instrumento casi subliminal. Rubén Isasi es su nombre, que en el concierto-recital ofrecido por el citado trikitilari Kepa Junkera –auténtico innovador en la evolución del mundo de la trikitixa, dándole un nuevo enfoque– en Vitoria-Gasteiz, en vísperas del inicio de sus fiestas patronales, demostró que no sólo sabe un poco de todo, sino que sabe mucho de casi todo. Visto la variedad de instrumentos que acaricia y toca haciéndolos sonar para que su sonido sea bien recibido en los oídos de los espectadores que se embelesan ante esa demostración de bien hacer del instrumentista.
Extraordinaria y soberbia también la versión que hicieron de la famosa canción del cantante Gontzal Mendibil “Araban bagare…” para la fiesta anual de las ikastolas arabarras –Araba euskaraz– celebrada en el Valle de Llodio-Laudio en el mes de junio pasado. Dándole un ritmo más bailable, más marchoso; a la que le han añadido un diálogo bis a bis, medio hablado medio cantado, en plan rapero y encima hablado en euskara.
Terminaron, volviendo a deleitar a la juventud y a los no tan jóvenes con su incursión, de nuevo, entre el público agolpado en la plaza, trazando una alegre cadeneta, con los espectadores allí expectantes.
SOKAIDE que fusiona el folk del País con pinceladas de rock cuenta en su seno con una corta pero experimentada trayectoria musical de algunos de sus integrantes. Componen el grupo: Naroa Gaintza (voz, que tiene un aire y una frescura especial), Igon Olaguenaga (trikitixa), Urko Izquierdo (violín), Ander Tejerina (guitarra), Alex López (bajo) y Josu Barrenengoa (batería); con el mérito añadido de que casi todos son de Amurrio.
Sólo desearles, más que futuro que eso es impredecible, un presente que ya lo tienen y que, día a día, actuación en actuación, lo están consolidando. Como si fuera un presente infinito que nunca se acaba. Si es así, el futuro lo tienen al alcance de las manos. Las varias invitaciones en los diversos escenarios del Estado español al que son llamados –han tomado parte en distintos festivales– les define como un grupo de música folk consolidado y con proyección más allá de las fronteras de Euskal Herria. Ánimo y mucha suerte a SOKAIDE, cuyos jóvenes componentes intentan hacerse un hueco en el panorama del folk estatal.
Sin duda, lo mejor de estas fiestas, parcas en conciertos de destacadas figuras. Se puede decir que esta actuación, junto con otras actuaciones de días posteriores, como, especialmente, la del concierto de Esne beltza, alguna de las desarrolladas en txosnagunea, el concurso de recortadores y el desfile de carrozas, así como la novedad del espectáculo de pirotecnia artística en la fachada de la Casa Consistorial, que sustituyó a los tradicionales y, últimamente, decaídos fuegos artificiales, intentaron salvar unas fiestas marcadas por la crisis (menos programación que nunca y un tanto descafeinada), por el cambio de gobierno municipal, que dieron un resultado de menor afluencia de gente, con algunas noches en que en la plaza no estaba ni… el del tambor. (Sobre incidencias, programa, escasez o dejadez en la programación de las fiestas de este año, se hablará en la siguiente entrada) (NOTA. Las fotografías han sido extraídas de internet).