San Babilás y su fiesta en Olabezar
Por tercer año consecutivo acudimos al pueblo de Olabezar a celebrar la fiesta de San Babilás que tiene lugar en la ermita de su nombre todos los 24 de enero de cada año.
Celebrada la misa a la que concurrió un buen número de feligreses que llenaron la ermita, cantada con la ayuda de Inaki Otegi y su acordeón y la también ayuda de J. Antonio Alaña, el del “Sonoro cuerno del caserío Aretxabala de Menagarai” que, esta vez, se hizo oír también con el sonido que emite una concha marina, se salió de la misma con mejor ánimo que cuando se entró.
Un momento de la celebración de la misa en la ermita
El sacerdote dando la comunión, es decir, "el cuerpo de Cristo"
No es para menos, pues el servicio espiritual que ofrece el sacerdote, dota de tranquilidad y sosiego a las almas y, especialmente, a las mentes y conciencias de los asistentes a los actos litúrgicos.
Como bien dejó caer el “páter” a los allí presentes, a la hora de hablar, criticar o discutir, a veces con insidia, “A ver si pensamos lo que decimos y decimos lo que pensamos y sino, acaso, guardamos silencio”. Frase lapidaria dicha a conciencia por el representante de Dios en la Tierra, no sólo referido a la Tierra de Ayala, sino también en lo concerniente a la Madre Tierra.
Para enmarcar. Comienza la fiesta y la alegría
De San Babilás hoy poco más vamos a hablar o decir que no se haya dicho en las entradas de los dos años anteriores. Un santo peculiar para las ayalesas y ayaleses (2023), San Babilás no ha pasado frío y los presentes tampoco (2024).
Y de su conocida leyenda que envuelve y hace merecedor al pueblo de Olabezar de ser conocido a nivel nacional e internacional, nos remitimos también a las dos entradas antedichas y, además, al número 62 de la revista etnográfica Aztarna de Amurrio que trata sobre el particular.
Así pues, hoy, con esta entrada que estás y estamos leyendo, amigo lector/a, vamos a centrarnos en cosas más mundanas como el desarrollo del jolgorio festivo.
Terminada la misa en honor al santo San Babilás, momentos para el encuentro y la conversación que también forman parte de esta y todas la romerías
De esta manera, oficiada la misa, se amenizó la fiesta en el pórtico de la ermita durante unos breves minutos con el acordeón, pandero y castañuelas para, enseguida mismo, dirigirnos a pie todas y todos en procesión cívico festiva al centro social, antiguas escuelas de la infancia donde estudiaban y aprendían las y los niños del pueblo olabezartarra mezclados unos con otros, con edades distintas, en la misma aula.
Desde la ermita, camino a las antiguas escuelas, andando, conversando y con la música de protagonista
Este recorrido, llamémosle cívico festivo como hemos dicho, transcurre a lo largo de 250 m, haciéndolo a modo de biribilketa o pasacalle, pero andando, pasando junto a ejemplares que todavía aguantan de robles de más de 200 años, y cantando al compás que marcan los mencionados instrumentos del acordeón, pandero y castañuelas. He aquí dos secuencias de lo dicho: https://youtube.com/shorts/poWy2QGIl40? y https://youtu.be/k2U1-yUsg0Y.
Estos dos enlaces de sendos vídeos son estampa viva del devenir de gentes sencillas que a su manera y en su modestia conmemoran una fiesta popular, sin necesidad de tanta algarabía, tan propia de pueblos y ciudades grandes.
El camino sigue y la música también. Incansable el acordeonista, incansable Otegi y el páter tampoco se queda atrás
Llegados al edificio de las antiguas escuelas, el jolgorio festivo despierta el apetito, por lo que, dentro del edificio, se dio rienda suelta a la pletórica mesa ejecutiva por lo larga de la misma, cubierta de ricas exquisiteces a las que no nos podíamos resistir.
Las palabras del Sr. Alcalde de Olabezar precedieron al pistoletazo de dar la debida respuesta a tan sugerentes manjares que nos miraban desde la mesa.
Mientras esperamos a entrar al recinto del aperitivo culinario, la música no descansa
Entre bocado va y bocado viene, intercalados de conversaciones y charlas de y entre las y los vecinos y resto de asistentes de pueblos de los alrededores y, mayormente, del barrio Larrabe del vecino pueblo de Amurrio, fue transcurriendo el mediodía de este 24 de enero de 2025, día de San Babilás “buen yerno me darás”, que dicen (o imploran) las futuras suegras.
Premio para el ganador de la Rifa
Y todo ello regado de la amena música que destilan los mágicos dedos de Otegi, pulsando las teclas de su acordeón.
A la vez que se sucedía algún que otro baile a lo agarrado, la cadeneta o kalejira fue lo más ocurrente, al unísono con los improvisados coros a capela de algunxs de los asistentes que acompañan y participan en los actos festivos.
El "antes de...".
Desde un ángulo y desde el otro
En el fragor de la fiesta o en el ecuador de la misma, tuvimos la aparición casi celestial del obispo de la Diócesis de Vitoria, Juan Carlos Elizalde que debió de oír campanas y allí que lo tuvimos departiendo con casi sino todos los presentes en el ágape celebratorio.
Persona de trato agradable y de fácil acercamiento, el Obispo de Álava, Orduña y Treviño fue la guinda, por lo inesperada de su presencia, que coronó los actos mañaneros de este día de San Babilás.
A la tarde proseguirá la fiesta con el campeonato de la Brisca y mañana y pasado, respectivamente, el concurso de Tortilla de patata y el campeonato del juego de Mus.
El tiempo y la temperatura hoy no ha sido el que debiera ser el propio para la estación del año en que estamos. Así que el frío brilló por su ausencia, siendo la temperatura bastante agradable. Ni frío ni calor, pero más propia de otros meses.
Como añadido y el punto final a todo lo aquí expuesto y dicho, se repartió el número de la revista Aztarna que, en uno de sus artículos, habla de San Babilás y de las suegras que ha convertido en leyenda un hecho acaecido en este pueblo de la Tierra de Ayala-Aiara Herri.
“¡Ay! ¡San Babilás! Buen yerno me darás” … “Cásala con el sacristán que es chico muy galán” … “¡Ay! ¡Patazas manazas…” y sigue...
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