lunes, 31 de octubre de 2022

Este año, Aldama sólo celebró el acto religioso

 

Un momento de la celebración de la misa con los montañeros feligreses -o los feligreses montañeros- atentos y participantes en el desarrollo de la misma en torno a la ermita del barrio de Aldama. 

Abajo del camino, el caserío (E)Txabarriko que junto al caserío Juandorena, detrás de la ermita, son los dos únicos caseríos con posibilidades de vida duradera, pues tienen los tejados renovados

 

 

Este año, Aldama sólo celebró el acto religioso

Este año 2022 la fiesta consistió únicamente en la celebración eucarística del oficio religioso en honor de los Santos Simón y Judas, es decir, solamente el día 28 de octubre, en su ermita de Aldama.

Para quienes desconozcan la onomástica de los nombres cristianos este Judas (Tadeo) nada tiene que ver con el Judas vendido/comprado y traidor a la causa de Jesús, el Redentor. (Antes de proseguir queremos recordarte el enlace El barrio Aldama de Amurrio y la devoción a los Santos Simón y Judas donde, a propósito de narrar la fiesta de un determinado año, se hace una introspectiva de esta misma y de la historia de este barrio perdido y confundido entre el diverso arbolado del bosque).

 

El distintivo del nombre del caserío Basiona reposa en la pared de la cabaña que antecede al mismo

 

Desde Amurrio, tras sortear el río Nervión por el puente Olako (y el “camino de los lobos” que oí a alguien decir), accedimos al barrio Abiaga a través de la carretera reasfaltada estos días en el tramo que llega hasta el caserío Basiona. Caserío en el que sus moradores finalmente han colocado el nombre que lo identifica y que, además, lo habita precisamente una familia que ostenta en su blasón familiar el apellido Aldama.

Llegados a Aldama en poco más de una hora, asistimos al acto religioso de la misa a las 12:00. Como acto extra religioso, para dar cierto o mayor contenido a este día diferente y extraño al de años anteriores, hubo degustación de un lunch bien surtido para todas y todos los que tuvieron a bien desplazarse desde el centro de Amurrio hasta estos parajes de Aldama situados a 480 msnm, que corrió a cuenta del Ayuntamiento de Amurrio, cuyo alcalde también acudió a la cita.

 

La devoción religiosa es patente en este día y cumplir con la ascensión y visita al barrio Aldama, más si cabe

Detrás de la ermita, el caserío de grandes dimensiones de nombre Juandorena con nuevo tejado


Allí que estuvimos como uno más entre los sesenta montañeros, en este caso, montañeros religiosos que asistimos a la misa en el exterior de la ermita. Unos de pie y otros sentados o recostados a lo largo de la pared que circunda el camino junto al sagrado edificio.

Esperamos y deseamos que la falta de coordinación o desencuentro habido este año se subsane para el próximo año y podamos celebrar San Simón y San Judas en alegre armonía y durante los distintos días (día de la fiesta y fin de semana anterior o posterior a la misma) que es costumbre.

Por esta razón, ni siquiera se subió la campana para, tras estar colocada, ser repicada por mayores y niñxs, sobre todo por estos últimos. Como nos decía José Luis Albizua: “Para un día no merecía subirla, máxime cuando para fijarla era necesario la colaboración de tres personas (sólo estaba él disponible) y un camión-pluma”.

 

Dos momentos más de la celebración de la eucarestía bajo el soportal de acceso de la ermita dedicada a los santos Simón y Judas (Tadeo)

 

 

Debemos agradecer, por otro lado, a este amurriano o amurriarra de pro, aparte de por su amor y devoción a Aldama, por el interés y desinterés económico contraído con la colocación de la nueva y bella barandilla –balaustrada habría que decir– que protege y embellece el acceso a la entrada de la ermita. Desde aquí un ¡hurra! para José Luis. La anterior, de madera y en parte destrozada y carcomida por el paso del tiempo ha sido sustituida por otra, esta vez, de hierro forjado y de sencillos balaustres. Y todo a costa del señor Albizua y de su bolsillo. Gentes así quedan pocas en este mundo. Queda dicho y ratificado.

 

Retablo y Altar mayor en el interior de la ermita de Aldama presidido por San Judas Tadeo como único titular de la misma, destacando debajo de la mesa del altar sus atributos religiosos en relieve: el hacha y el libro de su epístola.

Según la historiadora Micaela Portilla, el retablo nunca se doró ni se pintó y en la restauración de hace unos años, el mismo se barnizó

 

Hablando con José Luis Albizua, como hemos dicho, un enamorado de estos entornos y de las tradiciones y costumbres de Amurrio, nos enteramos que el caserío Bergantzena tiene ya caída la techumbre y todo su interior, cosa que las paredes exteriores, todavía en pie, ocultan y hacen creer que no estuviera en tal mal estado.

Pero lo que más nos llama la atención, aún más que incluso el deterioro del caserío, es enterarnos que el caserío es propiedad del Gobierno Vasco que lo recibió o se lo quedó tras el fallecimiento, sin testamento ni herederos o por falta de pago y/o deudas del finado.

Pero esta no es la cuestión, sino que el Gobierno Vasco lo haya o lo está dejando morir lentamente y que bien podría ser rehabilitado, incluso ahora a modo de “escuela taller” para el aprendizaje del oficio de albañilería y construcción en general.

Tenemos ahora que de los dos caseríos de nombre Andiko (de Abajo y de Arriba; los primeros a la izda. según se entra viniendo de Amurrio) no quedan ya huella de su existencia y que el otro caserío cercano a los anteriores (el primero a la dcha. del camino) de nombre Olarieta que fue cuna y morada del que luego recibiría el título pontifical de “Conde de Aldama”, está también camino de no dejar huella de su existencia, a pesar de que fuera una noble construcción de proporciones y no sólo él sino el entorno cercado con pared de la finca. Como curiosidad la delantera del mismo solía convertirse en improvisada plaza de toros en vida del Conde de Aldama.

 

Fachada principal y estado actual del antaño potente y robusto caserío Olarieta. A su dcha. se erige otra edificación habitacional independiente que complementaba a la principal.

En este caserío, ahora con menos paredes en pie, nació el II Conde de Aldama, el personaje más conocido

 

Entre las charlas o conversaciones varias que se concitaron entre muchos de los asistentes, entre ellos o con el padre sacerdote, Santi, o con el joven alcalde, tuvimos una especial con Ángel Larrea, laudioarra, pero con ascendencia en este barrio de montaña.

Nos contó que un Aldama, bisabuelo de él, fue alcalde de Amurrio y, por supuesto, nos habló del famoso Conde de Aldama, título pontificio, y de su vida y andanzas por esos mundos de Dios cuya casa matriz de su nacimiento se está quedando en ruina.

Intuimos que el alcalde, bisabuelo de Ángel, pudiera ser Francisco Aldama que ostentó la alcaldía amurriarra de 1901 a 1906. Él nos lo corroborará si estamos en lo cierto. (Por las fechas, creemos que este sería abuelo siempre que fuera familiar. Tal vez, fuera otro Aldama, pero de las décadas finales del siglo XIX). Como hecho destacable en dicha alcaldía fue la construcción del actual edificio del Ayuntamiento de Amurrio, llevada a cabo en 1904.

Como, poco después de celebrada la misa y degustación del almuerzo sufragado por el ayuntamiento, no iba quedando nadie ¡ni el apuntador!, bajamos andando a Amurrio en amena conversación con Ángel que, aun conociendo nosotros bastante o algo de la vida del Conde de Aldama, Antonio de Aldama y Mendibil (también ostentó el título de Marqués de Ayala), nos fue adentrando en muchos de los pormenores de la vida, azarosa y un tanto aventurera, de dicho señor y su descendencia, allá por tierras de Andalucía; empezando en primer lugar por hablarnos de la casa y propiedades adyacentes de la familia del conde en el barrio de su mismo apellido.

El camino de vuelta dio margen para hablar de más cosas, como descubrir el camino original de acceso a Aldama, desaparecido o alterado en parte en tiempos del alcalde Ángel Sasiain, “Kirru”. Y otros caminos que, ya habiendo bajado al valle, me comenta cómo conectaban con el barrio de San Roque o San Silvestre de Artza. Ahora también en desuso, alterados o “comidos” por las fincas colindantes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De vuelta por el barrio Orue, nos ponemos al día sobre temperatura, pluviometría, etc. en el caserío de los Albizua-Iturrino

En el puente Olako, este derrumbe de piedras ofrece una buena ocasión para sanear el mismo y volverlo a su etapa original

 

Para finalizar, recordar nuevamente y pedir que, para el próximo año, el día de la fiesta de estos dos santos de Aldama, las cosas puedan volver a ser como antes y la celebración de su fiesta en Aldama adquiera la solemnidad que entraña la costumbre, compañera hasta ahora de la misma.

Pero antes, hacemos un poco de historia sobre el título de Conde de Aldama, diciendo, como expone Aketza Merino Zulueta en la entrada “Aldamako kondea eta Aldama auzoa de su blog, que se suele hablar del Conde de Aldama en singular, pero en realidad hubo otro Conde de Aldama.

Nuestro Conde de Aldama más conocido y el que ha dado juego como para dedicarle todo un libro biográfico por la intensa y dilatada vida de negocios, política y religiosa que encarnó su persona, es el II Conde de Aldama, primo segundo del I Conde de Aldama, José Gabriel Aldama Camba (1850-1901), nacido en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).

Este I Conde de Aldama era hijo de Pedro Aldama Respaldiza, natural de nuestro barrio homónimo de referencia, que, junto a su otro hermano mayor de nombre León, emigró a dicha localidad, de ahí el hecho de que naciera en la provincia de Cádiz. A su vez, era sobrino de Juan Aldama Respaldiza, hermano pequeño de León y Pedro y abuelo de Antonio Aldama Mendibil.

El papa León XIII (1810-1903) creó el título de Conde de Aldama, concediendo tal distinción a José Gabriel Aldama Camba el 25 de octubre de 1877, como I Conde de Aldama.

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