La historia de unos bancos siameses
Y allí se quedaron para solaz de los vecinos de Amurrio, sintiéndose parte del pueblo y orgullosos de servir de descanso a los vecinos de su pueblo adoptivo. Pero, no tardaron en aparecer disputas y envidias personales entre ellos por el tipo de personas, la frecuencia o el tiempo que las mismas permanecían sentadas sobre ellos, y no digamos de que si tú tienes mejores vistas, etc.
Enzarzados sin prestar servicio |
Así que el alcalde, ante el cariz que estaba tomando este enfrentamiento entre los bancos siameses, decidió retirarlos de la circulación, defenestrándolos al recinto de las piscinas descubiertas.
Aquí tampoco hubo entendimiento ni hicieron las paces, no cumpliendo las tareas para las que fueron creados, quedando abandonados durante años a su suerte. Hasta que un día el Ayto., tal vez llevado por la clarividencia de algún funcionario, pensó que la solución pudiera venir de la separación de los siameses.